“…La operación represiva más grande se ejecutó la noche entre el 4 y el 5 de marzo, cuando los militares republicanos capturaron 63 personas en Versilia, sospechosas de sostener a los aliados y de complicidad y participación en las formaciones partisanas…”. Entre estas personas se encuentra también Luciano Favret. Se trata de un extracto de “Dalla Versilia a Sarzana – La morte di Gino Lombardi e Piero Consani, Comandanti Partigiani” (De Versilia a Sarzana – La muerte de Gino Lombardi y Piero Consani, Comandantes Partisanos), documento publicado por la ANPI (Asociación Nacional de Partisanos de Italia) de Seravezza y Sarzana con ocasión del sexagésimo aniversario de la Liberación. Luciano es, pues, desde siempre, antifascista. Solo por espíritu de supervivencia utiliza el símbolo del poder totalitario, en el período de la Segunda Guerra Mundial.

Pronto recibe la noticia del nacimiento de su hijo, Fabiano. Regresa a Italia con algunas obras aún sin vender, una de las cuales se encuentra todavía en el laboratorio Favret. Paolo, el nieto de Luciano, hoy al mando, muestra el cuadro siempre con cierta discreción y lo conserva vuelto de espaldas.

Paolo Favret en su laboratorio está siempre muy ocupado. Están los pedidos por hacer, hay que visitar al proveedor de los preciados mármoles, que por suerte hoy se encuentra en la zona, hay que programar el trabajo del día con los demás artesanos. Más tarde llega un grupo escolar para visitar el taller y después un fotográfo para un proyecto sobre la divulgación del trabajo artesano, promovido por un ente importante. La vida de un mosaiquista es mucho más intensa y frenética de lo que se puede imaginar; muy a menudo se hace tarde o se está en el otro extremo del mundo realizando inspecciones o dirigiendo las operaciones de montaje de las grandes obras. Sin embargo, después de tanto trabajo se tiene la satisfacción del resultado final y la alegría de compartirla con las personas que se quieren.

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LA HISTORIA DE FAVRET MOSAICI

La empresa que dirige actualmente Paolo Favret tiene una larga historia. Paolo hereda el patrimonio artístico y cultural del abuelo Luciano. Muchos artistas pasan por su laboratorio, al cual se atribuyen encargos importantes. Como todas las historias familiares, también la de Favret Mosaici es una historia rica de anécdotas.

A grandes rasgos ocurre lo siguiente: la mujer de Luciano está embarazada. La guerra, sin embargo, no hace distinciones ni concede descuentos; empobrece a todos por igual. Hallándose en dificultades económicas, Luciano compone retratos del Führer en mosaico y parte hacia Berlín, con la intención de venderlos.

Pero como todos los objetos que sobreviven al paso del tiempo, este lleva consigo una historia; en este caso, el testimonio de un período difícil para el país y para el mundo entero, en el que la visión irrazonable de la lucha armada y de la miseria no se apiada de nadie.